ENTRE ANCHOAS Y SOBAOS
Por Mariló y Jose.
Cantabria. Finales de agosto de 2017. Chiringuitos, tumbonas, canción del verano…
Todas estas cosas abarrotaban los canales de TV mientras nosotros nos atábamos las botas, nos ajustábamos bien los prismáticos y nos preparábamos para dar una vuelta por la Cornisa, a ver qué sorpresas nos deparaba la jornada.
Mentiríamos al afirmar que no llevábamos en nuestras cabezas a un animal favorito, a una especie que se nos antojaba más que cualquier otra. Así que lo admitimos: El Pito negro (Dryocopus martius) o, por usar el eufemístico nombre por el que se conoce actualmente, el Picamaderos negro, era la especie a bimbar.
Era la tercera vez que viajábamos a “Territorio-Pito”. Era la tercera jornada que intentábamos sorprenderlo por entre bosques “prometedores”. Y… por fin… a la tercera del tercero… La vencida nos esperaba para recompensar (esta vez sí) nuestro esfuerzo. ¡Lo conseguimos!
Camino de regreso, anocheciendo ya, con la niebla inundándolo todo y los truenos, que rompían el silencio anunciando tormenta inminente, cada vez más cercanos… Bajo ese escenario, tuvo a bien hacer acto de presencia nuestro protagonista.
Las fotos, dadas las circunstancias, no le hacen la justicia merecida a este hermoso animal, pero ahí las compartimos.
Los momentos, mágicos, más difíciles de compartir, se quedarán en nuestros corazones…
Su hermano el Pico mediano (Dendrocopos medius) se abre un hueco destacado aquí, posando junto a otros moradores cántabros que, entre sobaos pasiegos y anchoas de Santoña, hicieron las delicias de este par de espectadores: Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), Halcón abejero (Pernis apivorus), Charrán común (Sterna hirundo), Carbonero palustre (Poecile palustris) y Estornino pinto (Sturnus vulgaris), por citar algunos de taaaaantos.
Allí arriba se quedan todos, con un pedacito nuestro…